El Barça rozó la tragedia en València y acabó conquistando una victoria de campeón en su visita al Levante. Una remontada, rabiosa y bestial, consumada en un segundo tiempo que respondió al horror del primero, cerrado con un 2-0 tan difícil de explicar como imposible de digerir. En tres minutos igualó y en tiempo añadido un autogol de Unai Elgezabal provocó el 2-3.
Una semana después de su goleada en Mallorca, el Barça ganó remontando tal y como hizo en su última visita, en 2022. Por 2-3 y marcando el gol del triunfo después del minuto 90. En aquella ocasión fue Luuk de Jong, ahora Elgezabal, rematando sin querer de cabeza a su portería el centro medido de Lamine Yamal.
Podría decirse que el equipo de Flick respondió con rabia, tras el descanso, al penalti con que le castigó el árbitro cuando acababa la primera parte, sentenciando un desvío de balón con la mano, frente a su cadera, de Balde con la pena máxima. El mismo árbitro (Alejandro Hernández), que en mayo no consideró como penalti un rechace con el brazo, mucho más evidente, de Tchouaméni durante el Clásico jugado en Montjuïc…
La mano de Balde, minuto 48, dio paso al penalti transformado por Morales, el 2-0 que aumentaba la ventaja granota, iniciada al cuarto de hora con un auténtico golazo de Iván Romero. Incrédulo y desordenado, el Barça dominó ampliamente y pudo haber igualado antes de ese 2-0… Aunque también es cierto que su desastrosa labor defensiva le dio alas a un rival que también le avisó y asustó.
Mandón sin discusión pero poco brillante, sin que Rashford mostrase lo esperado en su debut como titular y que a Raphinha, fuera de sitio, le costase entrar en juego, las circunstancias (por no decir el arbitraje), le llevaron a la caseta con un 2-0 impensable. Un equipo, el campeón, que no perdía en Liga como visitante desde noviembre de 2024, estaba contra las cuerdas en un estadio que no visitaba desde abril de 2022… En el que ganó, remontando, esa última visita pero que antes había perdido en tres de las cinco visitas anteriores.
Arriba
Reaccionó Flick en el descanso, cambiando piezas, y le respondieron sus jugadores de inmediato. Fuera Casadó (frío) y Rashford (impotente), entraron Gavi y Olmo, volviendo Raphinha a la banda y ganando mucho más ritmo el juego global. Brugué rozó de entrada el 3-0 en otro drama defensivo, pero en un abrir y cerrar de ojos Pedri (soberbio remate lejano) y Ferran (oportunista) pusieron el 2-2, consumidos los primeros seis minutos de una segunda mitad que fue ya otra historia.
Mejoró futbolísticamente el Barça y se fue encerrando, por voluntad propia y cansancio físico, el Levante. Atacó con determinación, con fortaleza y ganas el campeón, al que Flick obligó a jugársela casi a tumba abierta con cambios aún más ofensivos para llevarse tres puntos que entendía obligados.
Y cuando ya se jugaban los primeros segundos de los siete minutos de alargue llegó el centro de Lamine Yamal y el mal salto de Elgezabal por delante de Lewandowski para convertir ese 2-3 entre milagroso y bestial. Una respuesta de campeón con mayúsculas. Y un par de avisos a navegantes: este Barça nunca se rinde y este Barça sigue con el hambre intacta.
